miércoles, 21 de noviembre de 2007

Aprendamos a convivir con los desastres


Una cultura de prevención evitaría la vulnerabilidad mental que multiplica e intensifica la acción de un fenómeno natural y lo convierte en un desastre.

Hace pocos días ha ocurrido un terremoto en Chile. Nosotros hemos vivido uno de gran magnitud hace tres meses. En estos momentos, el fenómeno de El Niño está generando inundaciones en México. Estamos ubicados en una zona de actividad sísmica y no estaremos libres de los fenómenos de la naturaleza. Es necesario poner en práctica un sistema de prevención y una cultura sobre desastres naturales.

Durante millones de años la fuerza de la naturaleza se ha expresado mediante la energía que circula del exterior al interior, pero el hombre es el que se empecina en construir viviendas en las laderas de los glaciares y los pasos de los ríos. “Una persona vulnerable mental desconoce las reglas impuestas por la naturaleza”, señaló el ingeniero geólogo Honorio Campoblanco Díaz, participante en el seminario taller “¿Cómo hacer frente a los cambios climáticos y desastres naturales?”, organizado por el Vicerrectorado de Investigación.

Ing. Honorio Campo Blanco

Para el especialista sanmarquino, ello implica la necesidad de la formación de docentes universitarios para concientizar a los estudiantes en la prevención de los desastres naturales. Indicó, además, que los terremotos no son desastres, son parte de la naturaleza. “En la Historia de la geología de la Tierra se habla de 7 desastres catastróficos que trajo la extinción de muchas especies. Ocurrieron desde el periodo Cambriano hasta el Terciario”, explicó.

Debido a ello cobró vital importancia el encuentro desarrollado el 14 y 15 de noviembre, en el Salón Grau del Club Unión, en donde se abordaron diversos tópicos sobre la geodinámica de la Tierra y prevención y seguridad. Participaron académicos y expertos de la UNMSM, del Ministerio de Vivienda, Indeci, Cismid (Centro Peruano Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigaciones de Desastres), así como miembros del Cuerpo General de Bomberos y las brigadas universitarias sanmarquinas.

Tomado de la revista San Marcos al Día


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